viernes, 5 de octubre de 2018

DELFÍN ROSADO. EL PAPEL CLAVE QUE TIENE ESTE MAMÍFERO EN LA AMAZONÍA


Los delfines de río enfrentan un destino cada vez más incierto. Y es que, en décadas recientes, el número de estos animales se ha reducido de manera considerable. La contaminación del agua, la construcción de represas y su captura -dirigida o accidental- son sus principales amenazas.
En la Amazonía peruana existen dos tipos de delfines de río: el gris (Sotalia fluviatilis) y el rosado (Inia geoffrensis). Este último, no solo es la especie más icónica de delfín de río, sino que es la que mayor población mantiene, pero urge conocerla mejor para conservarla.
Con la intención de conocer el estado de las poblaciones de los delfines rosados, la organización conservacionista WWF y su socio  ProDelphinus concretaron en setiembre pasado la primera expedición científica destinada a instalar transmisores satelitales en estos animales.
Un equipo de biólogos, veterinarios y geógrafos se internó en la Reserva Nacional Pacaya Samiria, en Loreto, considerada uno de los lugares con mayor densidad de delfines de agua dulce en el mundo.
De la mano de los pobladores de la Comunidad 20 de enero, el equipo recorrió el río Yanayacu Pucate. “En un par de horas se logró capturar, examinar y colocar transmisores en tres delfines machos y una hembra”, relata José Luis Mena, biólogo y director de Ciencias de WWF Perú.
Con algo de paciencia y mucho cuidado, se logró rodear a los delfines con una red de pesca para luego trasladarlos en una camilla, fuera del agua, al proceso de examinación, que incluye obtención de muestras de sangre y tejido que servirán para conocer datos sobre su salud y dieta. Finalmente, se colocaron los transmisores y se inició la sistematización de información de manera automática.
Durante los siguientes cuatro meses, los transmisores brindarán información única para ayudar a proteger a los delfines.
“Con los cuatro delfines marcados en Pacaya Samiria y otros cuatro marcados días después en el río Huallaga, se tendrá una visión más completa de la realidad de la especie y los ríos”, señala Mena.
“Podremos comparar el comportamiento de la especie en un entorno seguro y sumamente sano, como un área protegida, con otro densamente transitado y presionado por actividades humanas”, continúa.
--- El papel clave de los delfines de río ---
Según José Luis Mena, “los delfines son como los jaguares en el bosque. Al ser los máximos depredadores en los ríos, el estado de sus poblaciones es un indicador del estado de los ecosistemas y de todas las demás especies que los habitan. Si ellos están bien, los demás lo están”.
Elizabeth Campbell, bióloga e investigadora asociada de ProDelphinus, precisó que gracias al seguimiento satelital “vamos a poder ver por dónde van los delfines, qué están haciendo a diario, cómo usan su hábitat, y cómo esto cambia dependiendo del clima”.
La WWF sostiene también que la información que se podrá obtener a través de este monitoreo es hoy particularmente relevante, ya que los ríos de la Amazonía enfrentan crecientes presiones.
“Solo en torno a las cuencas de los ríos Huallaga y Marañón (área del trabajo en curso con delfines) existen diversos proyectos para infraestructura hidroeléctrica. Además, la llamada Hidrovía Amazónica, cuya concesión ya fue otorgada, proyecta facilitar el transporte fluvial sobre cerca de 2.500 km en las cuencas mencionadas y la del río Ucayali (las tres principales en el país), pero no cuenta con estudios técnicos rigurosos sobre sus potenciales impactos ambientales. Por ello, resulta crucial entender las dinámicas de estos ríos, su estado actual, la biodiversidad y recursos que albergan y cómo asegurar su permanencia”, precisa la organización conservacionista.
En ese sentido, subraya la WWF, se obtendrá información de primera mano sobre las amenazas que enfrentan estos animales y las opciones para conservarlo, incluso, facilitando la toma de decisiones por parte de las autoridades.
Si bien los transmisores brindarán información única, la WWF también precisa que depende de todos el cuidado de nuestras fuentes de agua para asegurar que los delfines y demás especies sigan habitando los ríos de la Amazonía.
DATO
El monitoreo de delfines es parte de una estrategia regional de ciencia y conservación, liderada por WWF con socios locales en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, que apunta a marcar 50 delfines y a partir de ello, diseñar estrategias efectivas que contribuyan a conservar los ríos en toda la Amazonía. El Comercio de Perú (www.elcomercio.pe)





LAS ALPACAS PODRÍAN TENER UNA GRAN SOLUCIÓN PARA COMBATIR EL CÁNCER EN HUMANOS

Las alpacas, estos camélidos andinos, tienen un sistema inmunológico que está dando grandes pistas a los científicos para tratar el cáncer.

Fayer Wayer de Chile (www.fayerwayer.com)

Las alpacas, una de las especies de camélidos más populares en la región andina de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, podrían tener una gran solución para abordar tratamientos contra el cáncer.
Un estudio encabezado por el Instituto de Investigación en Biomedicina de Barcelona (IRB)  y el Vrije Universiteit Brussel (VUB), en Bélgica, ha descubierto que el sistema inmunológico de estos animales, tiene una serie de herramientas terapéuticas que pueden bloquear la actividad de la EGF (factor de crecimiento epidérmico), un factor de crecimiento que está desregulado en Células cancerígenas y que podría predisponer básicamente al cuerpo a generar estas malas celulas.
Básicamente es una proteína abundante en las células tumorales que las ayuda a crecer.
Los investigadores identificaron una familia de nanobodies (anticuerpos que son exclusivos de los camélidos) derivados de alpacas que son eficaces contra el EGF y podría inhibir este objetivo terapéutico del cáncer.
"A pesar de los avances en los tratamientos contra el receptor de EGR (EGFR) en pacientes, su eficacia disminuye con el tiempo porque los pacientes desarrollan resistencia", explican Mónica Varese y Salvador Guardiola , coautores del estudio e investigadores posdoctorales del IRB Barcelona.
Inmunidad al EGF
El IRB Barcelona produjo la proteína EGF y sus colegas belgas la administraron a alpacas. La respuesta inmune de estos animales a este extraño antígeno produjo una serie de nanobodies (anticuerpo de los camélidos), y los investigadores identificaron una familia de estas moléculas como posibles inhibidores de EGF.  Luego, utilizando una variedad de técnicas biofísicas, caracterizaron las interacciones en células in vitro y en cáncer humano.
"Al inyectar EGF en la alpaca, hemos desafiado a la naturaleza a encontrar una molécula capaz de unirse estrechamente y con alta selectividad al EGF, y ha encontrado dos soluciones muy diferentes pero igualmente efectivas para un antígeno tan pequeño y difícil como el EGF", señaló Ernest Giralt , director del Laboratorio de Péptidos y Proteínas del IRB Barcelona.
Estos fármacos podrían ser útiles para los pacientes que desarrollan resistencia a los inhibidores de EGFR.
Qué es el EGFR: Es básicamente una proteína que se encuentra en la superficie de algunas células a la cual se une el factor de crecimiento epidérmico y hace que las células se multipliquen. Se encuentra en concentraciones anormalmente altas en la superficie de muchos tipos de células cancerosas, de manera que estas células se multiplican de forma excesiva en presencia del factor de crecimiento epidérmico. También se llama ErbB1, HER1, y receptor del factor de crecimiento epidérmico.





EXCLUSIVO "SOY INOCENTE: FUI VÍCTIMA DE UNA TRAMPA"
                                                                                     
Entrevista exclusiva con la quiaqueña que fue condenada a 30 años de cárcel en Bolivia. Desde su celda dijo ser inocente de los cargos que le imputan en el vecino país.

El Tribuno de Argentina (www.eltribuno.com)
                                             
Los hechos se remontan al pasado mes de marzo del 2017, la frontera quedó asombrada cuando pudo saberse que una mujer, junto a su pareja Kevin B. también de La Quiaca, supuestamente  prostituían a la hija de la primera, que en ese entonces tenía 14 años.
El tiempo pasó y en los últimos días se conoció la sentencia para la ciudadana argentina. Para el juez técnico de Villazón, Jorge Buezo, la mujer cometió el delito de  “trata de personas, corrupción  de niño, niña o adolescente agravada por proxenetismo”, además fueron condenados otros dos ciudadanos bolivianos a 20 años por el delito de “violación” en la misma causa.
“Soy inocente fui víctima de una trampa” comienza  la entrevista sin condiciones con este medio, mientras irrumpe en llanto, el tiempo de visita es corto en la cárcel de Villazón (Bolivia).
Y añade:  “El consulado argentino nunca me ayudó ni se interesó por mi caso, debo rogar para que traigan algo para comer, acá no como,  tampoco quieren extenderme una constancia: soy ciudadana de La Quiaca”.
Mientras seca sus lágrimas prosigue con su relato: "Fui víctima de una trampa, la denunciante en mi causa con la complicidad de su hija hizo que venga a Villazón con engaños, manifestando que mi hija estaba detenida. Cuando pregunté por ella en la Policía de Bolivia, inmediatamente fui esposada y detenida, recibí golpes y malos tratos, hicieron firme cosas que nunca pude leer” señaló.
Continuó expresando que “decían yo era argentina y no tenía derecho a nada, pase de lo peor decían que no tengo voto porque es una cárcel de Bolivia, nunca tuve un abogado defensor”, remarcó.
Consultada por los hechos que le atribuyen, prostitución de su propia hija, respondió:  “Es mentira yo no lo hice, Ezequiel B. mi expareja tenía una relación con mi hija, la cual supe estando detenida, él salió hace 8 meses, en La Quiaca se apoderó de una moto de mi propiedad y no quiere devolverla para venderla y así poder pagar un abogado”.
“Soy inocente”
“Soy inocente nunca hice eso, quien denunció (Claudia L), inventó todo para llenarse de plata y quedarse con la casa que me dejó mi madre, prohibieron a mis hijas mayores ocupar esa vivienda ella se quedó con todo.  Yo no la prostituía, ella cruzaba a Villazón para verse con una pariente, nunca imaginé que era por esa situación”.  
Luego toma aire y lentamente explica: “Acá en la Policía de Villazón se presenta Claudia L., actual trabajadora del municipio quiaqueño, y denuncia el hecho involucrándome a mí, ni bien entré estuve detenida, nos sacaron fotos a mí y Ezequiel, solo recibí malos tratos. Los otros involucrados son personas que supuestamente mi hija conocía” señaló.
Ante la pregunta, ¿estabas al tanto de que tu hija se prostituía?,  contestó: “Sospechaba por los vecinos, sabía Ezequiel B. la traía hasta el río, él mismo declaró eso, pero yo no tengo nada que ver, ella se arrepiente de todo, Claudia L. le dijo que iba a darle plata por eso lo hizo, nunca pudo declarar cuando quiso hacerlo una funcionaria de la Defensoría de Niñez de Villazón, la amenazó con enviarla a ella y sus hermanos a un reformatorio”.
“Pido un trato justo”
“Estoy acusada por una supuesta declaración, test psicológico y peritaje a mi hija, pero se contradicen en la declaración, nunca hubo estudios médicos, tampoco vi o escuche que ella fuese quien afirma que pasaron esas cosas, no hay ninguna constancia que certifique que es ella realmente”.
En la parte final cuando un silbato anuncia el fin del horario de visita, manifestó: “Quiero ayuda con un abogado, en el juicio no pude defenderme ni juntar pruebas, ahora quieren trasladarme a Cantumarca, sólo pido que sea lo justo, ratifico mi inocencia, las leyes en Bolivia son distintas. No tengo nada, me quitaron todo, sólo quiero defensa y aunque sea quedarme en Villazón hasta que todo se aclare”.
La resolución judicial indica que la inculpada deberá cumplir sentencia firme en la prisión de Cantumarca, en la ciudad de Potosí, hasta el mes de septiembre del 2048.
El dato
Cuatro figuras penales son sancionadas con la pena máxima de 30 años de cárcel sin derecho a indulto de acuerdo al Código Penal boliviano
• Asesinato; referido a dar muerte a un allegado directo con el propósito de obtener ventaja personal.
• Parricidio; entendido como el asesinato de parte de un hijo o hija a su padre, madre, abuelos u otros ascendientes.
• Traición a la Patria; cuando un ciudadano boliviano toma armas o partido contra el país.
• Espionaje; cuando mediante la divulgación de información confidencial se pone en riesgo al Estado boliviano.
Los hechos
El año pasado  la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELLC) detuvo a Luciana E. y Ezequiel B. ambos mayores de edad con domicilio en La Quiaca acusados del delito de trata y tráfico de personas y proxenetismo.
Según la información recababa en ese momento  la menor era prostituida por su madre, quien además la "alquilaba" a otras tres personas, todos varones para que ellos también la exploten sexualmente en la ciudad de Villazón.
La detención de las personas se produjo cuando una pariente de la menor decidió denunciar a la madre ante la Policía por maltratos permanentes a su hija.
Entonces la menor, cuya identidad se mantiene en reserva, fue llevada a la Defensoría de la Niñez donde brindo sus primeras declaraciones ante profesionales de esa institución.
La adolescente señaló que desde hacía más de un año su madre la obligó a prostituirse en la calle y que desde hace unos tres meses la alquilaba a otras tres personas, la cuales la obligaban también al trabajo sexual.




BOLIVIA Y CHILE: ¿DESPUÉS DE LA HAYA QUÉ?

Los Andes de Argentina (www.losandes.com.ar)
                                                                  
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya se pronunció respecto de la demanda de Bolivia que obligara a Chile a negociar una salida al Pacífico con un acceso soberano, argumentando que en diversas oportunidades Chile había mantenido conversaciones respecto del tema. 
El proceso había comenzado en 2013. En su presentación el gobierno boliviano solicitó que se pronunciara sobre tres cuestiones: 
1) Que Chile tenía la obligación de negociar. 
2) Que Chile ha incumplido dicha obligación. 
3) Que Chile debe cumplirla de buena fe, pronta y formalmente. 
La Corte falló en favor de Chile, rechazando los argumentos bolivianos y negándole a Bolivia la razón en esas tres cuestiones. Fundó su juicio en acuerdo al derecho internacional, en particular que las conversaciones no implican compromiso de negociar. 
El presidente Evo Morales impulsó la actual Constitución de 2009, en la cual, por su Artículo 267, señala el derecho irrenunciable a un territorio con acceso marítimo. Bajo esa obligación Evo llevó el litigio a La Haya. 
Para Chile, todos los asuntos limítrofes con Bolivia fueron zanjados por el Tratado de 1904, por lo cual no existen temas pendientes respecto del litigio marítimo. 
Sin perjuicio de ello buscó dar una respuesta. En febrero de 1975 los dictadores Banzer y Pinochet se reunieron en la frontera y por el Acta de Charaña reanudaron relaciones diplomáticas y acordaron la búsqueda de una propuesta que diera respuesta a la aspiración de Bolivia. En 1978, Chile propuso, a cambio de un canje territorial, la cesión de una franja de territorio soberano para Bolivia a lo largo y paralelo a su frontera con Perú y con acceso soberano al mar.
Por derechos mutuamente concedidos en el Tratado de 1929 entre Chile y Perú que resolvió la situación de los territorios de Tacna y Arica, Perú tenía el derecho de opinar sobre una eventual cesión de territorios. Apelando a este derecho, rechazó la propuesta chilena, ofreciendo su propia propuesta, que no otorgaba soberanía a Bolivia en territorio continental, sí una franja marítima de soberanía.
Lo más complejo es que proponía que Arica fuera declarada ciudad bajo la soberanía compartida por los tres países. Chile rechazó de plano tal propuesta. Como consecuencia, Bolivia rompió nuevamente las relaciones diplomáticas con Chile. 
Durante el primer gobierno de Bachelet Chile ofreció a Bolivia iniciar una recomposición de todos los temas que interesaban a ambos países y aceptó incorporar el tema marítimo, proceso llamado la "Agenda de los 13 puntos". Las consultas políticas finalizaron en 2010.
En abril de 2013 Evo decidió llevar el caso a la CIJ, en contra de la sugerencia del gobierno chileno.
Bolivia perdió su litoral en la Guerra del Pacífico (1879-1883), al igual que Perú, su aliado en la guerra, que perdió la región de Tarapacá En 1884, por el Pacto de Tregua, Bolivia aceptó la ocupación militar de Antofagasta, que por el Tratado de 1904 pasó a la soberanía de Chile. La guerra comenzó cuando Bolivia la declaró, luego de que Chile ocupara militarmente la ciudad de Antofagasta. Si bien ese hecho puede señalarse como el inicio del conflicto, las causas se remontaban a 1874, cuando se había firmado un tratado entre ambos por el cual se establecían los límites. Chile renunciaba a los derechos al norte del paralelo 24 de latitud sur, a condición de que el gobierno boliviano no aumentara los impuestos a las compañías chilenas que explotaban el salitre en Antofagasta. El presidente boliviano Hilarión Daza aumentó de forma unilateral los impuestos en 1878. La compañía se negó a pagar el nuevo tributo y Daza ordenó la confiscación de sus bienes para rematarlos el 14 de febrero de 1879. Frente a esta situación, la compañía chilena pidió ayuda al Estado de Chile, cuyo gobierno decidió ocupar militarmente Antofagasta el día en que serían rematados los bienes de la compañía chilena. 
Por el Tratado de 1904 Chile otorgó a Bolivia un libre tránsito hacia el océano Pacífico. No fue el único beneficio que Chile le concedió. Pagó en compensación 300.000 libras esterlinas de la época; construyó a su cargo un ferrocarril para unir Arica con La Paz y asumió deudas bolivianas por 1.700.000 libras esterlinas a pagar en un período de 30 años. 
En noviembre de 1920, Bolivia presentó ante la Sociedad de las Naciones una petición para que dicho tratado fuera revisado y se reintegrara la soberanía boliviana. Esa demanda fue considerada inadmisible por la Sociedad de las Naciones. 
Peticiones internacionales posteriores ha presentado Bolivia, las que hasta el presente nunca le han sido favorables. Por su parte, la posición de Chile ha sido el respeto a los tratados, cuestión que incluso ha sostenido con Argentina. 
Para Chile no hay temas limítrofes pendientes con Bolivia y eso es lo que con otras palabras reafirmó la Corte de La Haya en su fallo. 
En diversas instancias Evo Morales ha sostenido que Chile no ha cumplido con los compromisos del Tratado de 1904, en particular con el derecho de tránsito comercial hacia y desde el litoral Pacífico. Según estadísticas conocidas, el 50% del comercio exterior de Bolivia transita por los puertos chilenos y principalmente por Arica -no por Antofagasta- y goza de derechos que no tienen los empresarios chilenos; por ejemplo, las mercaderías desde y hacia Bolivia están libres de gravámenes. Según estadísticas, el 80% de la carga en el puerto de Arica corresponde a mercaderías bolivianas. El 50% de las mercaderías que se transan por la Zona Franca de Iquique (Zofri) son bolivianas. 
Otro asunto es considerar los aspectos emocionales y de sentimiento de un pueblo. En este sentido es comprensible el esfuerzo de Evo. Pero él ha debido cargar con la herencia del pasado, con los errores de sus asesores en asuntos internacionales y con la indiferencia del Perú, que se ha mantenido al margen de encontrar otra alternativa para resolver la aspiración marítima boliviana, argumentando que el tema es un asunto bilateral entre Bolivia y Chile. 
En definitiva, según el fallo, las cosas seguirán en el mismo statu quo y se ve lejano el día en que el diferendo se resuelva. No existe posibilidad de que Chile ceda a un corredor territorial que partiría en dos su propio territorio, habiendo o no canje territorial de por medio. La única solución es la que el dictador Pinochet propuso. Para alcanzar esa solución se debe contar con la anuencia del Perú. 
Así, desde el puro realismo de la política internacional, mientras los gobiernos bolivianos no acepten que deben interceder también ante Perú, no habrá acceso soberano al Pacífico para Bolivia. 
La Corte falló en derecho. Si hubiese sido en contrario, es decir dando a Bolivia la razón en el sentido de que Chile tenía la obligación de negociar por haber mantenido conversaciones (no negociaciones) hubiera sentado un grave precedente para las relaciones internacionales y la política internacional, con numerosos países pidiendo la revisión de tratados que concluyeron con la cesión de territorios. 
La CIJ ha dado un punto final al tema desde el punto de vista jurídico. No habrá otras instancias de este carácter. 
Queda la vía política, y para ello se requerirá pragmatismo de ambas partes. Pero el ámbito político brinda muchas alternativas. 
Chile y Bolivia, por razones de geografía y el espíritu de sus pueblos, están llamados a conversar. A pesar de todo lo oscuro que pueda verse el presente, existen alternativas que Bolivia debería considerar. El gobierno de Lagos ofreció en su momento a Bolivia un territorio con acceso marítimo, en una concesión por cien años, que Evo Morales no aceptó porque la propuesta no incluía soberanía territorial. Esa propuesta aún está en la mesa de conversaciones. Al final de todo, ¿quién puede afirmar lo que sucederá de aquí a cien años?





LA TERRIBLE DERROTA DE BOLIVIA EN LA HAYA: UNA MIRADA A LA RESPONSABILIDAD DE EVO Y SU CORO GRIEGO

Radio Bio Bio de Chile (www.biobiochile.cl)

La humillación que acaba de sobrellevar Bolivia en La Haya no tiene precedentes. Para buscar su equivalente habría que remontarse al fallo de la Sociedad de las Naciones de 1921.
Sí, aquella vez en que ese foro rechazó de lleno la demanda boliviana de revisar el tratado de 1904. Pero el alcance de este antiguo revés careció entonces de reverberación pública. Tal episodio estaba condenado de antemano, vistas las limitantes culturales de la época, las del telégrafo y los diarios, a quedar confinado al medio ambiente diplomático, a los comentarios comedidos de las cancillerías y a los manuales de derecho internacional.
El mundo de hoy –el de Evo y García Linera- no es el de la Ginebra de la primer posguerra. En pleno imperio de la “aldea global”, del poder tecnotrónico y de la dictadura sarcástica de las redes sociales, una derrota como la del 1 de octubre, dada la expectativa sembrada por el propio Evo y su gobierno populista, solamente puede tener alcance universal. O sea, escenario planetario.
Es lo que el cabecilla de La Paz quería. Presuponía una victoria épica (puesto que era ante el mundo) sobre Chile… sin guerra. Antofagasta, llegó a desvariar, volverá a ser boliviana. Y nadie iba a quemar un solo cartucho en esa certera operación de reconquista.
La porfiada verdad es que Chile aplastó A Evo Morales Ayma en La Haya. Allí, en la arena de la liza, quedó lo que lanzó a ella: una siembra altamente demagógica de esperanzas, la deformación a sangre fría de la historia científica y una audacia tan maquinal como irresponsable. Todo esto, aderezado con una arrogancia y un exhibicionismo medial rayano en lo patológico.
Pero hay que reconocerle méritos a Morales. Debemos ser buenos hidalgos. Evo fue capaz de ensanchar las fronteras de la política populista a cotas inimaginables por el populismo mismo: trasladar la odiosidad y el frenesí por lo contencioso a un Foro-Mundo.
El resultado queda a la vista: hundimiento hasta el mutismo en la delegación altiplánica y depresión nacional profunda en la (correctísima) ciudadanía del país hermano. Mientras, las portadas y flashes de los noticieros de todo el orbe analizan y repasan las anécdotas de esta debacle sin precedentes.
Las redes sociales, de tanta incidencia en la expresión de opinión pública –era predecible- extendían sus pullas y chanzas impúdicas (hasta el mal gusto) a costa del caudillo paceño.
Así y todo, no hay que concentrarse exclusivamente en la maltrecha figura de Evo. Hay tres responsables directos del desastre que ameritan un comentario. Han sido sus corifeos (en el sentido helénico del término). A saber:
-Álvaro García Linera, el locuaz vicepresidente del Estado Plurinacional, que secundó eficientemente el despliegue comunicacional insidioso de su Presidente, quizás con mayor nivel hiperbólico y provocador (una semana antes se había burlado de la diplomacia chilena, supuestamente atribulada frente a la inminencia “de una derrota catastrófica”).
-Carlos Mesa Gisbert, historiador de pergaminos que sirviendo su cargo de vocero oficioso disipó su capital tratando de dar sustancia académica a una demanda improvisada y chovinista, subordinada a intereses electorales (los de Evo).
-Eduardo Rodríguez Veltzé, jurisconsulto que, al tenor del pronunciamiento de los jueces se abocó todos estos años a fabricar pruebas, mediante el expediente impresentable de transformar notas y textos diplomáticos reservados entre plenipotenciarios y cancillería en documentos jurídicos y “actas de obligación”.
Nos lamentamos por el pueblo boliviano, víctima de malabarismos retóricos y proposiciones incumplibles, que ve, una vez más, herido su sentimiento y honor nacional y su aspiración a una salida al Pacífico sur con soberanía plena. No se merecía semejante Gólgota mediático.
Más, en esto, los chilenos no debemos jamás equivocarnos: Bolivia, ese digno pueblo andino, es mucho más que su mandatario.





DERROTA EN LA HAYA ENTIERRA A EVO MORALES EN SU PEOR CRISIS

Bolivia no tenía un plan B, lo que comienza a pasar factura, ante los primeros efectos del contundente fracaso que supuso para Bolivia perder la demanda ante la CIJ

Publimetro de Chile (www.publimetro.cl)

El hecho de que la Corte Internacional  haya fallado en contra de la demanda, deja a Bolivia más debilitada que nunca en su reclamo marítimo,  pero sobre todo, deja a su presidente contra las cuerdas, ante lo que aparentemente se vislumbra el hecho de que  un exceso de  confianza ante un fallo favorable, impidió al gobierno estructurar un “Plan B” y  ya le está empezando a pasar factura.
La cohesión social mostrada previa al fallo parece estar derrumbándose, la ola de críticas se ha disparado y está fuera de control. Opositores consideran que la derrota del país en La Haya cobrará una factura política a Morales, que está inmerso en un afán de repostulación y comienzan a pedir cuentas:  Diputados y senadores de oposición solicitaron este miércoles al presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), Álvaro García Linera, convocar al mandatario Evo Morales para que explique en una sesión de los legisladores la derrota de Bolivia frente a Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
“Solicitamos a usted (García Linera), que en el marco de sus atribuciones constitucionales coordine con el presidente Evo Morales la solicitud de convocatoria a sesión extraordinaria de la ALP para que el (Jefe de Estado), como responsable de nuestra política exterior, se haga presente en la Asamblea para brindar un informe detallado y transparente respecto al contundente fallo contra nuestras aspiraciones”, cita el requerimiento firmado por 16 legisladores de Unidad Demócrata.
Murillo atacó al presidente por su ‘berrinche’ frente al fallo adverso. “Evo Morales salió con una serie de barbaridades, eso de enviar cartas a Naciones Unidas cuestionando a los jueces que antes decía que eran los mejores y que había que respetar”, reprochó. Asimismo, alertó que esa actitud solo puede perjudicar al país en el proceso que queda en la corte, la demanda de Chile por las aguas del Silala", que tendrá lugar en 13 días más
Otros van más allá, y el ex magistrado del Tribunal Constitucional , Gualberto Cusi,  pidió por su parte un juicio de responsabilidades contra Evo Morales. 
También legisladores de oposición exigen conocer los gastos del litigio: “Queremos saber cuánto dinero se gastó, desde 2013 hasta la fecha, en esta demanda en la que se ilusionó a los bolivianos y que perdimos”, señaló un diputado de oposición, recordando que la administración de Sebastián Piñera desembolsó más de $us 24 millones para la defensa chilena, según cancillería.
Se reavivan las tensiones por el 21-F
Los detractores a la administración de Morales con algunos comités cívicos del país se preparan para un paro cívico.El representante de la organización política "Otra Izquierda es Posible", Beto Astorga, explicó a radio Panamericana que coordinan con plataformas de todo el país esa medida de presión para conseguir paralizar el país. “Tenemos que salir el 10 de octubre porque queremos que se reivindique esta democracia que está matando el MAS, en ese sentido vamos a estar el 10 de octubre, va ser una movilización nacional por la defensa del 21 de febrero”, sostuvo.
Desde la Agencia de Noticas Fides (ANF), advierten que la desinstitucionalización y la ausencia de independencia ha conducido al Tribunal Supremo Electoral a una “grave crisis”. Cuatro vocales suplentes renunciaron en 2015, dimitió el vicepresidente del ente, José Luis Exeni, y tres vocales no están de acuerdo con el reglamento para las elecciones primarias.
Toda esta crisis,   a menos de cuatro meses para la realización de las internas de los partidos políticos y en medio de la presión que tienen los vocales electorales para decidir si habilitan o no la postulación a Evo Morales y Álvaro García Linera.
Las elecciones primarias, por primera vez en el país, se realizarán el 27 de enero del 2019 en el marco de la Ley de Organizaciones Políticas y el polémico reglamento aprobado por el ente electoral para el proceso.





CHILE-BOLIVIA: EL COMIENZO DEL FIN


Brecha de Uruguay (www.brecha.com.uy)

Después del fallo de la Corte Internacional de Justicia, lo único razonable es que Chile y Bolivia inicien el diálogo amistoso que el mundo les está pidiendo. No basta con las comisiones que tratan problemas fronterizos, comerciales, migratorios, etcétera. El episodio de La Haya debe impulsar las relaciones chileno-bolivianas al más alto nivel. Ha llegado el tiempo de reanudar relaciones diplomáticas a nivel de embajadas, para facilitar el diálogo. Y –¿por qué no?– de programar visitas presidenciales que subrayen la nueva etapa que comenzarán a vivir las relaciones de países hermanos.
Hubo tiempos mejores en las relaciones chileno-bolivianas, como las de los años cincuenta, por ejemplo, cuando el canciller Horacio Walker, padre de la Democracia Cristiana chilena, planteó la idea de un corredor boliviano al océano Pacífico.
En abril de 1952 estalló una revolución nacionalista en Bolivia que tuvo importante influencia política en Chile. Los trabajadores bolivianos, en particular los mineros, junto con fuerzas policiales, se rebelaron contra el gobierno de la “rosca” oligárquica de Patiño, Hochschild y Aramayo, amos de la minería. Fueron días de enfrentamientos que se vieron coronados por la victoria popular, al costo de centenares de vidas. La gesta popular boliviana permitió la nacionalización de la minería, la reforma agraria, el voto universal y la disolución y reforma del Ejército (lo cual sólo se haría en apariencia). Fue la primera insurrección de trabajadores en América Latina. Pero todavía faltaban siete años para la primera revolución socialista en una isla caribeña, Cuba.
Los años cincuenta eran de tendencias nacionalistas en Sudamérica. Sin embargo, estos movimientos políticos y sociales pronto mostrarían sus limitaciones. La revolución boliviana rápidamente se degradó bajo los gobiernos del Movimiento Nacionalista Revolucionario (Mnr). En 1964 el Ejército le dio el golpe de gracia. Los años cincuenta, sin embargo, fueron la época del peronismo en Argentina y de una pálida réplica en Chile: el ibañismo. Con sus luces y sombras, los procesos de Bolivia, Argentina y Chile se interinfluenciaban y tenían en común el barniz del nacionalismo.
La revolución del Mnr en Bolivia encontró eco solidario en Chile. El Partido Socialista Popular (Raúl Ampuero, Clodomiro Almey-da), el Partido Agrario Laborista y el Partido Femenino (María de la Cruz) apoyaron ese proceso. En 1952 esos partidos levantaron la candidatura presidencial del ex dictador Carlos Ibáñez. La votación femenina volcó una impresionante mayoría en favor del viejo general que levantaba una escoba para barrer la corrupción de los gobiernos del Partido Radical. El presidente argentino, general Juan Domingo Perón, visitó Chile y Bolivia. Fue orador en grandes asambleas populares en ambos países.
En agosto de 1955 el presidente chileno Carlos Ibáñez del Campo hizo una visita de Estado a Bolivia. El embajador de Chile en La Paz, Alejandro Hales (que fue ministro de Ibáñez, Frei Montalva y Aylwin), había preparado las condiciones para un positivo diálogo con el presidente Víctor Paz Estenssoro en el que se abordó la mediterraneidad de Bolivia.
En los años setenta el gobierno del presidente Salvador Allende hizo intentos por normalizar las relaciones. Sus propósitos encontraron oídos receptivos en el breve gobierno popular del general Juan José Torres (asesinado en Argentina en 1976). Pero luego se estrellaron con la cerrada negativa de la dictadura del coronel Hugo Banzer, prohijada por Estados Unidos.
Las relaciones diplomáticas, interrumpidas por Bolivia en 1962, las reanudó en 1975 –hasta 1978– el “abrazo de Charaña”, de los dictadores Pinochet y Banzer. Nuevamente Chile ofreció a Bolivia una salida al mar, iniciativa que frustró Perú. En 2004 el presidente Ricardo Lagos ofreció a Bolivia “relaciones aquí y ahora” (Monterrey, México). En 2006 el presidente Lagos asistió a la toma del poder del presidente Evo Morales, el primer presidente indígena de América Latina. A su vez el mandatario boliviano asistió a la investidura presidencial de Michelle Bachelet y de Sebastián Piñera (2010). Con este último no sólo dialogó: también jugó fútbol.
Lo que queremos significar con este recuento parcial de hechos positivos en las relaciones chileno-bolivianas es que después del fallo de la Cij la actitud honorable y digna de ambos gobiernos sería sentarse a dialogar. Somos hermanos y estamos destinados a hacer historia juntos. La guerra fratricida de 1879, impulsada por intereses oligárquicos en ambos países y por los imperios británico y estadounidense, tuvo consecuencias territoriales irreversibles por de pronto. El botín de guerra sólo será superado en tiempos de unidad e integración latinoamericana que borrarán fronteras y chovinismos. Sin embargo, una salida soberana al mar para Bolivia no es imposible hoy mediante una negociación amistosa y desprejuiciada, con la mirada puesta en el futuro, tal como propusieron anteriores gobiernos chilenos.
La política de “ni un centímetro cuadrado” de costa para Bolivia es irracional y va contra la lógica de la historia y de la justicia. Es vergonzoso que esa postura arrogante y chovinista, ni siquiera compartida por gobiernos reaccionarios, como fueron los de González Videla y Pinochet, sea respaldada por la mayoría de los sectores políticos representados hoy en el parlamento chileno. Es otro reflejo del profundo retroceso que sufrió la evolución democrática de nuestro país a partir de 1973. Un fenómeno que ha corroído los principios doctrinarios de partidos que se dicen de centro y de izquierda.





CON BOLIVIA POST FALLO

La Tercera de Chile (www.latercera.com/opinion)
                                                                     
¡Impresionante!, ese es el primer término que aparece en la cabeza cuándo quiero explicar lo que significó escuchar atentamente el relato del último párrafo por parte del Presidente de la CIJ.
No lo esperé y creo que nadie en Chile pensó este resultado. Debo aceptar que la historia nos acompaña en materia de fallos adversos, por ello, era casi impensable el resultado obtenido.
Esta emoción y sorpresa que nos invadió, es la otra cara de la moneda respecto de Bolivia; no nos corresponde a nosotros hacernos cargos del resultado emocional de una embestida personal del Presidente de Bolivia. Hoy le pasa la cuenta a la Corte y la denosta con su vocabulario especialmente elegido como tratar de Informe al fallo y señalarle a un tribunal de justicia que es injusto; junto con ello, insistir en su idea de la invasión y cuestionar al Tratado de Paz y Amistad de 1904, firmado veinticuatro años después de su salida de la guerra, provocada por ellos mismos.
Hoy para Chile es un momento de reivindicación de su historia; ya no es éticamente aceptable el cuestionar nuestros pactos o tratados. Un tribunal de la más alta calificación internacional ha dado su pleno respaldo a la legitimidad del Tratado de 1904, ha sostenido que es válido en sus puntos y que marca el límite entre Chile y Bolivia después de la Guerra del Pacífico. Con esto, ha terminado, de paso, la discusión respecto a la invasión dispuesta por Bolívar y ejecutada por Sucre en Cobija y la ampliación posterior a su nacimiento, del departamento litoral de Bolivia inserto en un espacio de frontera entre Chile y Perú. Fue guerra, no invasión. Ha terminado la discusión jurídica respecto del inicio y validez de la Guerra, dejándola sólo como un hecho para la discusión histórica. La CIJ ha zanjado el tema y ha marcado el punto de partida de las relaciones formales entre Chile y Bolivia. El Tratado de 1904.
Ha sido un duro encontronazo con la realidad para Evo Morales, qué duda cabe, pero cuando se busca la opinión de un tercero, es fundamental acatar lo que ese tercero decida. Si falla la apuesta, no hay que buscar al culpable en el vecino o en ese tercero imparcial, hay que hacerlo en aquellos que lo convencieron de su mesianismo, en aquellos que vendieron una peregrina idea de burlar el derecho a través de rebuscados resquicios que no fructificaron, en las propias acciones materializadas en un vocabulario agresivo e insolente, en ilusionar a su pueblo con una idea imposible como era el acceso soberano al mar, morigerar el lenguaje. No existe hoy en el mundo, autoridad que pueda disponer a un Estado soberano el ceder su soberanía o entregar un pedazo de territorio en espacios definidos por tratados internacionales válidamente firmados.
No es posible cuestionar la firma del Tratado de 1904 bajo el argumento de la presión cuando han pasado más de 20 años de la guerra y el documento se trató y ratificó en los respectivos Congresos Nacionales. No es justo, como lo hizo Morales, mancillar a aquellos que les tocó tratar, negociar, firmar y ratificar el Tratado de 1904 a nombre de Bolivia. La realidad y la justicia del acto llevado adelante hace más de 100 años, hoy se le apareció de frente y ratificado a través del máximo Tribunal Internacional de Justicia, elegido por él para discutir el caso.
Para Chile, sólo queda esperar que Bolivia asuma el fallo, se reconstruya en una nueva realidad histórica para ellos, ya no existe la ilusión de derechos sobre el mar, esperar que reanude relaciones diplomáticas en el tiempo que dure la recuperación del golpe y explicarle a América primero y al mundo después, todo lo que Chile entrega a Bolivia para su acceso al mar, pero no en un documento que conocerá sólo quién lo reciba, si no que una campaña comunicacional formal, consistente, persistente, en que se desmonte esta imagen del gigante invasor y egoísta.
Seguiremos viviendo con Bolivia de vecino, pero superado el dolor de ellos, tenemos la oportunidad de llevar adelante proyectos enormes como el corredor Arica – Santos, la materialización del cluster del litio, la negociación por el agua que falta en el norte y que le sobra a Bolivia, la creación por ejemplo, de una autopista sellada para el comercio Boliviano hacia el Pacífico, la implementación de medidas que permitan recobrar las confianzas. Ya lo hicimos con Argentina luego de estar a menos de veinticuatro horas de una guerra hace cuarenta años, lo podemos lograr con Bolivia si nos sacamos de encima el tema de la soberanía marítima. Nos quedan muchas otras herramientas para avanzar como vecinos ahora que la CIJ eliminó los argumentos bolivianos que tensionaban las relaciones vecinales.





EL NO Y BOLIVIA
                                                           
¿Habrá modo de iniciar una nueva relación armónica, que nos haga crecer a los dos países? ¿Cómo se podría generar? ¿Qué podemos y tenemos que hacer nosotros (no ellos)? Mi propuesta es iniciar a la brevedad diversos programas públicos de un Trato Especial para los Bolivianos. Los Programas TEB.

El Líbero de Chile (www.ellibero.cl/opinion)
                                                                                                                
Ernesto Tironi.- Tenía otra columna lista sobre el Plebiscito. Tendrá que esperar. Hoy, y para el futuro, considero que urge más empezar lo antes posible a diseñar una nueva relación con nuestro país vecino. No puede ser que desperdiciemos una oportunidad como esta. Menos que nos dejemos llevar por triunfalismos, arrogancias, sentimientos de superioridad y ánimo de dar lecciones a otros. Menos a las autoridades bolivianas.
¿Habrá modo de iniciar una nueva relación armónica, que nos haga crecer a los dos países? ¿Cómo se podría generar? ¿Qué podemos y tenemos que hacer nosotros (no ellos)?
Primero, tomemos conciencia del daño y los costos que nos acarrea seguir como antes. Desviación de recursos humanos y materiales a defendernos y pelear sin que nadie gane. Oportunidades perdidas, especialmente para el desarrollo del norte chileno. Gastos militares excesivos. Cierto desprestigio internacional que debemos contrarrestar. No vale la pena seguir una relación así y, si nos proponemos, podríamos cambiarla.
Mi propuesta es iniciar a la brevedad diversos programas públicos de un Trato Especial para los Bolivianos. Los Programas TEB. Así como se han ido desarrollando iniciativas para la Tercera Edad: entradas rebajadas para todo tipo de eventos. Obsérvese que sería una política que no requiere un acuerdo internacional con el Gobierno de Bolivia, ni nada por el estilo. Es algo que se dirige a las personas: los bolivianos de carne y hueso, para que ellos usen cómo y cuando quieran. Se trata de pasar por el lado de las autoridades políticas de nuestro vecino.
¿En qué consistiría? ¿Cómo operaría? Muy sencillo: extendiendo a los bolivianos, con excepción de aquellos más ricos, el acceso a servicios públicos que tienen los chilenos más pobres. Empezando por la educación, tanto universitaria como técnico-profesional. Si existe un grupo para el cual la gratuidad en educación tiene sentido, es para que vinieran miles de bolivianos a estudiar a nuestro país. Que lo conocieran, que establecieran más lazos, incluso familiares, con nosotros y para que nosotros los conozcamos y apreciemos más. Cada uno de esos estudiantes, al regresar a su país serán nuestros embajadores que desvirtuarían los estereotipos que cada cierto tiempo sacan a relucir los dirigentes políticos bolivianos que quieren ganar votos apelando a emociones negativas ancestrales de sus ciudadanos hacia los chilenos. La apertura hacia este trato especial podría extenderse tanto a la educación escolar como a la de Postgrado universitario. ¿Por qué no?
Algo semejante podría irse haciendo en materia de salud. Ya hoy, muchos bolivianos adinerados se atienden en las mejores clínicas de Santiago, que les resultan mucho más baratas que las de Estados Unidos, donde iban antes. Pero esto se podría extender a clases medias, permitiendo que bolivianos cotizaran en Isapres o tuvieran seguros especiales de salud con atención en nuestro país.
Habría que buscar otros ámbitos en los cuales ofrecer un trato especial a los bolivianos. Tal vez subsidios al transporte, como existen hoy día para chilenos de zonas extremas. Permitir que ellos también usen esas franquicias. Subsidios focalizados. En fin, esto requiere pensarse bien y entre todos. Que el Ministerio de Desarrollo Social realice una revisión exhaustiva de programas sociales que sea conveniente ampliar para que accedan a ellos los ciudadanos bolivianos. Por supuesto que entre estas medidas debería incluirse derechos especiales para ellos en materia de inmigración, como por ejemplo un otorgamiento acelerado de residencia a quienes vivan en nuestro país sin sus documentos.
Las ventajas o beneficios de un programa como este parecen evidentes, pero naturalmente deben evaluarse cuidadosamente con números y un criterio amplio. Además, los beneficios no surgirán de inmediato. Es un programa de largo plazo. Pero no por eso poco rentable, tanto social como económicamente. Bolivia posee inmensas reservas de energía, petróleo y gas natural, de los que Chile carece. Habría grandes beneficios si el país puede bajar sus precios internos de la energía. También posee agua que se necesitan en grandes cantidades para el desarrollo del norte, especialmente en minería.
Otra ventaja evidente de una propuesta como esta es que no depende de la voluntad de los dirigentes políticos y gubernamentales bolivianos. Más todavía, introduce una cierta cuña entre estos últimos y los ciudadanos de a pié. No porque suelan ser engañados por sus dirigentes (esto lo decimos nosotros, pero… ¿estamos tan seguros?). Lo digo más bien porque frente al hecho de sentirse humillados por haber perdido el acceso al mar, tendrán la compensación de tener algunas ventajas que nos llevan a una relación menos desigual. Es obvio que, visto así el tema, con amplitud, los chilenos además debemos aprender a respetar más los sentimientos de frustración de la mayoría de los bolivianos, y los compensemos con algo que también les entregamos. Esto no es sólo un asunto económico y de generar un comercio libre en que teóricamente ambos ganan. Aunque sea verdad que probablemente eso ocurriría.
Pero no podría concluir sin decir también que esta propuesta abre oportunidades de trabajo importante para los dos países, especialmente en la zona norte donde somos limítrofes. En Bolivia, trabajo para los operarios de la industria del gas y el petróleo en el corto plazo. Pero en el largo plazo lo fundamental sería una población con más altos niveles educativos, tal vez mas emprendedores, que eleven el ingreso y el crecimiento de nuestro vecino. Y para Chile, también significaría más puestos de trabajo en universidades, institutos, escuelas y hospitales para los egresados de nuestros establecimientos educativos. Y parecido en otros sectores que atenderían más ciudadanos bolivianos.
Esta es una iniciativa a largo plazo, por eso el momento de empezarla es ahora. Aprovechemos la confianza en nuestras capacidades que nos trae hoy el recuerdo del triunfo del Plebiscito para decir: No más conflictos con Bolivia; trabajemos por la alegría de nuestros pueblos.





LA DEMANDA MARÍTIMA BOLIVIANA Y LA DEBACLE DE LA IZQUIERDA LATINOAMERICANA

Revista Punto Final de Chile (www.puntofinalblog.cl)
                                                                                                     
Si existe un veneno especialmente nocivo con el cual la burguesía de todos los países intoxica la conciencia de las clases trabajadores, con desastrosas consecuencias para sus luchas y su proyecto histórico (el socialismo), ese es precisamente el nacionalismo. Este constituye un poderoso as bajo la manga al que constantemente los capitalistas echan mano.
La fraseología nacionalista pareciese lograr el milagro de la transformación del agua en vino. Con ella toda diferencia social se esfuma por arte de magia. “Todos somos uno”, “un solo país unido por una causa común justa”, “en este tipo de temas no hay derecha e izquierda”, etc., son todas frases preconcebidas del extenso arsenal nacionalista con el que las clases dominantes pregonan una y otra vez.
Hacerle frente a la intoxicación nacionalista resulta extremadamente difícil, y no pocas veces –por no decir la mayoría– genera confusiones, vacilaciones y hasta deserciones en el campo revolucionario. Por lo mismo, los embates chovinistas de las clases dominantes ponen especialmente a prueba la solidez político-ideológica y madurez de los revolucionarios. Se requiere firmeza de principios junto con lucidez y audacia política para enfrentar estas duras pruebas que la burguesía pone en frente, y que lamentablemente no todos logran pasar.
La miseria de la izquierda chilena
Es difícil encontrar otro episodio en la historia del continente en que las distintas expresiones del progresismo y de la izquierda latinoamericana hayan tocado fondo tan ignominiosamente como ha sucedido recientemente durante el proceso de la demanda presentada por el Estado boliviano contra el chileno ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, y que culminó este lunes 1 de octubre con la lectura del fallo definitivo por parte de dicho tribunal.
El contenido del fallo en sí mismo es una cuestión secundaria. Lo trágico de la situación en verdad es el cómo las principales expresiones de la izquierda en Chile y Bolivia terminaron haciendo estrepitosamente agua. Ninguna de las dos se salvó.
En Chile, lo que se denomina como “izquierda” es un abanico extremadamente amplio que comprende una variopinta fauna de organizaciones y exóticos personajes. En el ala derecha de esta “izquierda” están sus expresiones institucionalizadas. Por una parte, los viejos partidos del reformismo obrero (PC y PS) y, por otra, el nuevo chiche de la recientemente remozada democracia burguesa chilena –surgido directamente de la “primavera de los movimientos sociales”–: el Frente Amplio.
Como expresiones bien comportadas de institucionalidad burguesa, que aspiran en lo inmediato a recuperar o a ser gobierno, sus principales representantes levantan posiciones “de estadistas”, “de políticos serios” respecto de la reivindicación marítima de Bolivia. Pueden poner uno u otro matiz, llamar a “no politizar el tema”, “a que prime la cordura entre los países”, etc., pero al final del día ponen por sobre todo los “intereses generales de Chile”. Por lo mismo terminan bailando al ritmo de la burguesía chilena y sus expresiones políticas más consecuentes. Romper con los lugares comunes del chovinismo burgués les significaría en lo inmediato perder votos en la próxima elección y frustrar sus aspiraciones gubernamentales.
Estas expresiones de la “izquierda” chilena nos proveen constantemente de hermosas postales. La última es la de los presidentes de ambas cámaras del legislativo, los socialistas Maya Fernández y Carlos Montes, siguiendo el minuto a minuto de la lectura del fallo en el palacio de La Moneda y acompañando al presidente en su posterior conferencia de prensa, previos abrazos de celebraciones por el contenido de la sentencia.
Pero esta no es la única que quedará para la posteridad. Ya en la ronda de alegatos de marzo pasado resultaba patética cómo los principales dirigentes y parlamentarios comunistas escondían sus cabezas cual avestruces ante los emplazamientos del gobierno. Se miraban unos a otros, remitiendo las responsabilidades de Poncio a Pilatos, y de Pilatos a Poncio. Hoy todo lo que tenemos de este partido se atreve a levantar en defensa del internacionalismo proletario es una firme y decidida “opinión preliminar (sic) de los comunistas”[1] que se limita a una declaración de buenas intenciones sobre las relaciones entre Chile y Bolivia. ¿Ese es el partido cuyos militantes cantan, puño en alto, La Internacional en sus reuniones partidarias? ¡Retuércete Lenin en la vitrina a la que te relegó la burocracia estalinista!
El Frente Amplio también nos legó bellas postales, como aquella genial –y delirante– propuesta presentada en el marco de las últimas primarias presidenciales del representante de los sectores de “izquierda” al interior del bloque de canjear kilómetro cuadrado por kilómetro cuadrado con Bolivia para dar solución a su mediterraneidad.
De dichas expresiones de la “izquierda” chilena no se puede ni se podrá esperar nada. No hay absolutamente ningún proyecto emancipador para las clases trabajadoras que pueda salir de ahí.
A la izquierda de dicha “izquierda” podemos encontrar una serie de comentaristas y francotiradores que levantan posiciones basados en genuinos sentimientos de hermandad latinoamericana, pero que en general pecan de una ingenuidad supina. Algunos ponen todo su ingenio a trabajar en eventuales soluciones, como “zonas de administración tri partita”[2], otros apelan a la justicia que supuestamente el derecho internacional pueda establecer al respecto, o simplemente formulan lacónicos llamados al gobierno para que negocie y establezca relaciones de buena fe con Bolivia.
Sin cuestionar las genuinas intenciones detrás de estas propuestas, ¿constituyen ellas verdaderas soluciones al problema político que plantea la demanda marítima boliviana? La respuesta es no. El laberinto jurídico internacional no lleva a ninguna. Este es un simple rodeo y vueltas sobre reflexiones metafísicas que no busca –ni tiene cómo– alterar sustancialmente los equilibrios políticos de la arena internacional. Además, ¿por qué esa fiebre leguleya a la que extensos sectores de la izquierda han adherido como solución mágica a una serie de problemas, incluidos los de la geopolítica? Como si el derecho no fuese sino el ordenamiento consagrado en ley que los vencedores imponen sobre los vencidos.
Por otra parte, ¿qué se logra haciendo llamados a gobiernos burgueses para que negocien “de buena fe” entre ellos cuando precisamente ellos son la expresión concentrada de los intereses del gran capital? Por el contrario, lo que debe suponerse es que cualquier negociación que se pueda llevar a cabo entre ellos no podrá ser sino –y no puede ser de otro modo– una negociación entre bandidos con la pistola sobre la mesa (según la expresión leninista). Un fallo en sentido distinto al que finalmente adoptó la CIJ solo habría dado otros elementos a la burguesía chilena para escamotear su espíritu y recurrir a artimañas para urdir intrigas que solo podrían llevarnos a un punto quizá peor que el actual (por ejemplo, azuzar la enemistad entre Perú y Bolivia dándole salida al mar a este último país a través de los territorios peruanos anexionados por Chile en la Guerra del Salitre). No hay puntada sin hilo que el gran capital de. ¿Qué podría obligar a un gobierno burgués a actuar de una forma distinta cuando tiene a todas las expresiones políticas marchando y cantando tras el bombo del chovinismo y las clases trabajadoras se encuentran atomizadas y desarmadas en lo político-ideológico?
Por último, aún más a la izquierda, se encuentran una infinidad de referentes organizativos autodenominados “revolucionarios”, los cuales, aparte de sus respectivas autodenominaciones, lo único que comparten en común en relación a la cuestión aquí tratada es su exasperante esterilidad política, derivada de su inmadurez y escasa o nula capacidad para actuar orgánicamente entre las masas trabajadoras. Escasamente este tipo de problemáticas figura en sus discusiones internas, por lo mismo no se encuentran resoluciones programáticas –cuando efectivamente hay un programa medianamente pensado y elaborado– al respecto.
En este campo, suelen encontrarse declaraciones que denuncian la gran propiedad capitalista predominante en los territorios bolivianos usurpados por Chile, buscando básicamente desmitificar la versión burguesa de que estamos en presencia de territorios de “todos los chilenos”. Se trata sin duda de un avance que sitúa la problemática sobre una base de intereses de clases, pero que ante la cuestión concreta del qué hacer inmediatamente aparecen los “ehm”, los “peros”, los “se trata de un tema complejo”, etc. Nunca logran dar con una fórmula concreta dirigida a la acción política de las masas que vaya más allá de la genérica consigna de “Mar para Bolivia”, esto a pesar de la realización de sesudos análisis previos[3].
Como se ve, el paisaje no puede ser más desolador en todo el espectro de las expresiones de la izquierda chilena. Esto es lo que a final de cuentas explica que el chovinismo burgués pueda avanzar sin mayor resistencia en Chile que la que enfrentaría una división Panzer frente a un grupo de campesinos premunidos de coligües. Cual moderno César, Piñera y sus huestes derechistas, con el tránsfuga del ministro de Relaciones Exteriores Roberto Ampuero como lugarteniente, solo tuvieron que venir, ver y vencer en esta coyuntura.
El gobierno boliviano y la crisis de la izquierda latinoamericana
Si bien la tarea primordial de los revolucionarios en Chile es dirigir sus críticas a su propio gobierno, a la burguesía de su país y a las miserables expresiones de la izquierda que aquí predominan; ello, sin embargo, no debiese ser razón para inhibir la crítica del resto de la izquierda latinoamericana, especialmente del actuar del gobierno boliviano.
Aquí no hay mucho -por no decir nada- que se pueda rescatar de la actuación del gobierno de Evo Morales. Esto con el agravante de que –a diferencia del gobierno de Piñera– se trata de un gobierno de izquierda que se pavonea de ser “revolucionario”, “progresista”, “socialista”, etc., o al menos sus más fervientes seguidores lo presentan como tal. Sus más altos representantes (el vicepresidente García Linera) van de país en país predicando la buena nueva, aprovechando de dictar cátedra sobre estrategia “revolucionaria”.
Sin embargo, la realidad es que toda su actuación durante el proceso se ajustó al más pedestre de los gobiernos burgueses de la región. Prácticamente se atuvo al pie de la letra a cada una de las prácticas que prescribe manual estándar de política exterior chovinista que todo gobernante burgués tiene como lectura de cabecera: promoción de payasescas demostraciones nacionalistas (bandera de 200 kilómetros); versiones oficiales de la historia especialmente hechas para la ocasión, basadas además en dudosas fuentes (Batalla de Canchas Blancas); y cruzadas de unidad nacional con todo el espectro de la política boliviana, que terminaron en la amnistía por parte de Evo Morales a los ex presidentes procesados por corrupción Carlos Mesa y del banzerista Jorge Quiroga, todo para asegurar «la unidad ejemplar de los bolivianos» (sic).
Resulta vergonzoso que un gobierno de “izquierda”, que supuestamente debería abogar por la hermandad latinoamericana, mantenga a orillas del Titicaca un monumento a Abaroa (antepasado por lo demás de Luksic, uno de los más grandes capitalistas chilenos actuales) con un mural de un soldado boliviano de la Guerra del Salitre (mal llamada del Pacífico) matando a bayonetazos a otro chileno, bajo el lema: “Lo que un día fue nuestro, nuestro otra vez será. Agárrense rotos que aquí entran los Colorados de Bolivia”[4]. Es lamentable porque con toda seguridad ambos soldados de dicho mural no fueron sino miembros del bajo pueblo de la época (rotos y cholos, respectivamente) usados como carne de cañón por sus clases dominantes, y que si lograron sobrevivir a la guerra muy probablemente quedaron con graves secuelas físicas y psicológicas[5].
Dicha guerra fue la peor calamidad a la que hayan podido ser arrastrados los pueblos de Chile y Bolivia. Hasta hoy este acontecimiento representa un retroceso que no ha podido superarse en la conciencia de las clases trabajadoras de los respectivos países, conspirando constantemente contra la causa de la hermandad latinoamericana. No hay nada valioso que de ella se pueda rescatar y de la cual se pueda hacer apología. Esto vale tanto para las campañas de rapiña que la oligarquía chilena llevó a cabo como para las pobres y desorganizadas respuestas bélicas de su par boliviana. Da lo mismo quien empezó la confrontación, cual venció y cual fue derrotado, cual país terminó anexionando y cual mutilado en su territorio; el origen y naturaleza oligárquica de la guerra es la misma en ambos lados. Por ello, no viene al caso el cuento de nación agredida, y de heroísmo a partir de dicha situación, que el gobierno boliviano ha construido con tal o cual batalla con las que la desesperada oligarquía trataba de salvar algo del desastre militar al que había arrastrado a su país.
Al igual que en Chile, en Bolivia las clases trabajadoras no deben prestarse para acciones patrioteras ni cruzadas de unidad nacional impulsadas por ningún gobierno, por más “progresista” y “revolucionario” que se presente. Este tipo de coyunturas son precisamente el momento para dejar en evidencia la responsabilidad histórica que les compete a las clases dominantes bolivianas en la pérdida de salida al mar del país, no de exculpar a sus actuales representantes tras campañas de unidad nacional.
Era la ocasión de aclarar que la mediterraneidad de Bolivia no es la causa de la pobreza que afecta a sus clases trabajadoras, sino del régimen de explotación capitalista que rige en el país. De políticos burgueses corruptos que saquean el país, como precisamente los que amnistió Evo Morales. Todo esto, sin embargo, pertenece a las cuentas que el pueblo boliviano deberá ajustar con sus clases dominantes a su debido momento.
La cuestión aquí es: ¿qué avance en los niveles de conciencia revolucionaria, socialista, de la clase trabajadora boliviana significaron todas estas acciones del gobierno? La respuesta es ninguna. Por el contrario, es un retroceso ¿Qué ganaba el pueblo boliviano viendo al “Tuto” Quiroga haciendo causa común con el Presidente Morales en La Haya? Naturalmente nada.
Lo único que en verdad terminó cimentando el gobierno boliviano con su actuar fue avanzar a pasos agigantados en el retorno de la derecha “neoliberal”, retrógrada”, “colonialista”, “fascista”, etc. (adjetivos nunca faltan) al poder. Naturalmente no van a faltar los intelectuales latinoamericanos de izquierda (a lo Harnecker, Boron, Sader, García Linera), devenidos asesores gubernamentales, lloriqueando por cruzadas “anti-neoliberales” y llamando a “no perder lo avanzado pese a todos los errores” cuando la derecha esté tocando las puertas de la Casa Grande del Pueblo.
El caso es que nunca los sesudos análisis de estos intelectuales logran explicar el por qué entre tantos “avances” se termina retrocediendo estrepitosamente al mismo punto desde donde se comenzó. Nunca logran llevar a cabo un análisis consecuente de la dialéctica de la lucha de clases que conecte con la naturaleza de estos gobiernos. Al final terminan echando mano a un vulgar realismo político en defensa de las “conquistas” de los gobiernos “progresistas”[6], consecuencia lógica de pasar “gato por liebre”, caracterizando como “socialista” o “revolucionario” a un régimen político que no responde más que a un capitalismo periférico de rentismo popular. La vulgaridad teórica pasa necesariamente la cuenta a la práctica política.
Sumando y restando, y evaluado ya ni siquiera desde la perspectiva del socialismo y la revolución, sino desde el más pálido y descafeinado progresismo, el gobierno de Evo Morales no pasó la prueba. Naufragó estrepitosamente. Mostró que no es sino uno más dentro de los pedestres gobiernos burgueses de la región. Amistoso y “progre”, sí; pero burgués al fin y al cabo.
Las consecuencias políticas
Ahora en ambos países se vendrán las necesarias consecuencias de la borrachera chovinista con la que los gobiernos intoxicaron a sus respectivos pueblos.
En Bolivia se tratará de una dolorosa resaca provocada por el fallo adverso que encontró la demanda presentada por el gobierno ante la Corte de La Haya. Naturalmente los buitres de la derecha, y el resto de los partidos burgueses bolivianos, aprovecharán de hacer leña del árbol caído con este estrepitoso fracaso, pero así es el juego que el mismo gobierno decidió jugar. Apostó todas sus fichas al nacionalismo y a la unidad con los partidos políticos de la burguesía, y perdió; abriendo de paso las puertas de par en par al retorno de la derecha al gobierno. Es una dialéctica que ya se viene repitiendo una y otra vez con este tipo de gobiernos en otros países de la región (Argentina, Brasil, Ecuador).
Eso por un lado y en lo inmediato. Sin embargo, los fracasos estrepitosos de las cruzadas chovinistas desenmascaran trágicamente a ojos de las masas la estafa político-ideológica que el nacionalismo significa para sus propios intereses. Por lo mismo, estos fiascos de los gobiernos burgueses abren también escenarios de los que –sabiendo leerlos bien– se pueden sacar enormes provechos para el avance en los niveles de conciencia y organización de las clases trabajadoras. Esto es algo que la izquierda en Bolivia debe tratar capitalizar para evitar que la posta nacionalista sea simplemente tomada por otra expresión burguesa, que eventualmente podría ser incluso peor a la que levantó el actual gobierno.
En Chile, en tanto, el cuadro es sombrío. Aquí no habrá resaca, sino continuación de la borrachera chovinista que insuflará nuevos aires a la burguesía chilena, la cual se mostrará más envalentonada y enseñoreada ante el país y la región. En lo inmediato, este “triunfo” afirmará al piñerismo como la fracción conductora de la política burguesa chilena. Al tener comiendo de su mano a todo el espectro político, y con el apoyo popular tras el “triunfo”, el gobierno queda liberado de manos y con un cheque en blanco a favor para avanzar en otros frentes de su agenda programática.
El “triunfo” en La Haya proporciona también combustible para el afianzamiento de las expresiones más putrefactas de la descomposición social burguesa. En concreto, la serie de grupos y personajes fascistoides que hace un tiempo han comenzado a pulular en el ambiente político.
¿Qué hacer?
«La misión inmediata del socialismo es la liberación espiritual del proletariado de la tutela de la burguesía, que se expresa a través de la influencia de la ideología nacionalista.»
Rosa Luxemburgo: La crisis de la socialdemocracia
Ahora bien, ante la capitulación tan vergonzosa de la izquierda y el progresismo frente al chovinismo, ¿cuál debería ser la posición de la izquierda revolucionaria? ¿Qué debería decirle esta a las clases trabajadoras de Chile?
Este es un ámbito de crucial importancia para la izquierda revolucionaria chilena. Uno en el cual simplemente no puede titubear ni mostrar vacilaciones. Es una verdadera “prueba de fuego”. Si no la pasa es mejor que derechamente baje las banderas del socialismo.
A nuestro juicio, la posición de los revolucionarios chilenos no puede ser otra que abogar por una salida soberana de Bolivia al mar mediante la restitución inmediata y sin condiciones –a Bolivia y Perú– de los territorios anexionados por Chile en la guerra salitrera.
Esta es una reivindicación que no debe avergonzar a ningún militante revolucionario. Al contrario, el único motivo de verdadera vergüenza es prestarse para la defensa de territorios logrados a costa de la rapiña capitalista y ayudar –directa o indirectamente– a su justificación.
En lo político esta es una reivindicación que para su materialización requiere el ascenso de los trabajadores a condición de clase dominante en la sociedad chilena. No hay otra forma de ponerla en práctica. Esto lo deben tener claro las hermanas clases trabajadoras de los países vecinos, en especial la boliviana. Siendo el laberinto jurídico internacional y las negociones entre gobiernos burgueses caminos que no llevan a ninguna parte, la otra alternativa dentro del orden capitalista para que Bolivia acceda al mar sería la aventura militar; cosa que, si bien hoy no está a la orden del día, hay que evitar bajo cualquier circunstancia.
Ahora bien, adoptar el programa de restitución territorial inmediata e incondicional para la cuestión de la demanda marítima boliviana le plantea un conjunto de serios desafíos a los revolucionarios chilenos.
En primer lugar, una reivindicación así pone, sin duda, en lo inmediato en minoría a las posiciones revolucionarias en la sociedad chilena, incluso dentro de los mismos sectores populares. Sin embargo, ¿hay que tener miedo a remar contra la corriente? En absoluto, especialmente si lo que está en juego son los intereses más fundamentales de las clases trabajadoras: la hermandad internacional. De hecho, allí está el elemento de audacia que toda política revolucionaria requiere. En este caso, el no dejarse llevar por el fervor chovinista del momento.
Todo depende además de los objetivos que finalmente se busquen. Naturalmente esta reivindicación no forma parte de un programa para ganar votos, acceder al gobierno o sostener una bancada parlamentaria. Por el contrario, forma parte de una consigna inserta en un programa y estrategia de conquista del poder por las clases trabajadoras. Por tanto, sacada de dicho contexto no tiene sentido. Revela además el concepto de sociedad que subyace en los programas y líneas de acción de las organizaciones revolucionarias en contraste con otras expresiones de izquierda: internacionalismo versus provincialismo chovinista burgués.
En lo orgánico plantea también una serie de desafíos. Levantar una reivindicación de tales características no es un juego. Frente al Estado chileno significa exponerse a la acusación de “traición a la patria”, que en circunstancias más difíciles puede llegar incluso a poner en riesgo la vida de los militantes que hagan agitación a partir de ella. Tampoco quedan descartados ataques personales de fanáticos nacionalistas y/o de acciones encubiertas de los aparatos represivos.
¿Significa lo anterior que se debiese renunciar (o al menos “moderar”) a levantar dicha reivindicación y a educar a las clases trabajadoras en ella? En absoluto. Solo deben tomarse desde ya todos los resguardos pertinentes para no exponer innecesariamente a la militancia.
Si los revolucionarios chilenos educan y logran que la clase trabajadora internalice y actúe en consecuencia con la reivindicación de la restitución inmediata e incondicional de los territorios usurpados por Chile, alcanzarían una estatura político-moral en los terrenos de la diplomacia internacional y la geopolítica regional jamás conocidos ni pensables por la diplomacia burguesa. La estatura de la clase obrera chilena se agigantaría hasta el infinito frente a toda la mezquindad de la variopinta fauna de politicuchos burgueses, politicastros de “izquierda” y burócratas del derecho internacional. Demostraría con hechos prácticos, no con declaraciones de buenas intenciones, que el criterio más sagrado y único que debe primar en la relación entre naciones es la hermandad. Que el derecho fundado sobre la imposición de las armas sobre los vencidos es un sinsentido barbárico del capitalismo.
Esta reivindicación es el más potente llamado e incentivo con que el proletariado chileno puede contribuir en la práctica a la lucha revolucionaria y socialista en Latinoamérica. En efecto, la restitución territorial inmediata e incondicional haría evaporarse de la conciencia de sus clases hermanas en Bolivia -y también de Perú– todo resto de anti chilenismo, base última del chovinismo y de las cruzadas de unidad nacional. Su burguesía quedaría privada de su principal bandera nacionalista. El fin del denso velo ideológico nacionalista que nubla la conciencia popular haría que finalmente la vecina clase trabajadora boliviana dirija su mirada hacia sus propios explotadores, y no hacia Chile.
Por tanto, la reivindicación por la restitución inmediata e incondicional de los territorios anexionados por Chile como solución a la demanda marítima boliviana es la única que hace justicia desde el punto de vista histórico y que se ajusta a los principios de hermandad entre las clases trabajadoras latinoamericanas. Es también la mejor opción político-estratégica que tienen las clases trabajadoras chilenas, siendo un impulso directo a las luchas populares en América Latina. Finalmente, es la única que permite a los revolucionarios chilenos sortear con éxito la prueba de fuego del nacionalismo burgués, y ante el cual el resto de las expresiones de la izquierda y el progresismo fracasaron estrepitosamente.





MARCOS ROBLEDO POR FALLO DE LA HAYA “EL FALLO TIENE UN PELIGRO Y UNA PARADOJA”

El ex subsecretario de Defensa alude a la necesidad que tenemos de retomar el diálogo con el país vecino y acusa que las relaciones entre ambos países están más tensas que hace cinco años atrás.

Infogate de Chile (www.infogate.cl)
                                                                                                     
En la edición 59 de Las Cartas Sobre La Mesa de Infogate, el ex subsecretario de Defensa, Marcos Robledo, conversó con el panel del programa y abordó el triunfo chileno en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Un fallo que calificó de positivo, pero que conlleva una obligación importante. “El fallo tiene un peligro y una paradoja. Siendo un fallo muy positivo, encierra el peligro que el país se duerma en la conformidad del resultado jurídico y se olvide que Bolivia sigue siendo, y va a seguir siendo, un país vecino con el cual tiene que encontrar una forma de convivir que sea satisfactoria entre ambas partes”.
Al respecto, agregó que venimos arrastrando un conflicto por más de tres siglos con el país vecino y aún no logramos encontrar una fórmula de convivencia correcta entre ambos. “a pesar que para Chile ha sido muy satisfactorio el fallo, en Bolivia ha ocurrido lo contrario y eso ha profundizado la distancia entre chilenos y bolivianos”, aludió, aseverando que este tema generó actitudes anti bolivianas en la opinión pública nacional y anti chilenas en Bolivia.
“Estamos después del fallo en el mismo punto que estábamos hace cinco años atrás, sin resolver el estatus quo con Bolivia (…) desde el punto de vista estratégico, no es satisfactorio para nosotros a pesar que hayamos ganado en La Haya”, recalcó.
Sobre si Evo Morales es o no es un interlocutor válido, el otrora subsecretario de Estado dijo que “no podemos interferir en asuntos bolivianos manifestando preferencias por candidatos. Tenemos que respetar el candidato que salga por efecto electoral”.
En tanto, Robledo menciona que nuestro país quedó en una posición inmejorable de hacer un gesto de grandeza, lo que sería una enorme muestra a la comunidad internacional. “Después de esta sentencia están realmente las condiciones, dada la expectación que se generó desde el punto de vista internacional, de dar una señal que sería atendida o tomada con mucha atención por la comunidad internacional. El momento habrá que verlo, pero es muy importante no perder la perspectiva que Chile ha estado en un proceso de transformar su entorno vecinal en los últimos ocho años”, recalcando que con Argentina y Perú han mejorado mucho las condiciones.
Sobre negociar con Bolivia, enfatizó que “desde el punto de vista político esto está pendiente como desafío, desde el punto de vista jurídico ya no, porque eso quedó zanjado en el fallo”. A esto, agregó que no hay que partir de cero, porque existen y persisten acuerdos en el norte, además de vínculos que están desde siempre, “pero es cierto que se han debilitado”.
En tanto, aludió a que no debemos criticar a Evo Morales ni calificarlo de un interlocutor que no sea válido porque eso en su país lo fortalece. “Si el Gobierno de Sebastián Piñera quiere ayudar a Evo Morales, tiene que comenzar a atacarlo para que no sea Presidente hoy día. Hay que ser súper cuidadoso en ese tema, porque además, no sabemos quién va a ser elegido como Presidente en Bolivia, siempre hay que partir de esa base (…) Si queremos retomar el diálogo, tenemos que ser capaces de tener la legitimidad de no abrir un conflicto con quien puede ser el futuro Presidente de Bolivia”, enfatizó Robledo.
Para finalizar el punto, el otrora subsecretario mencionó que “no debe confundirse el resultado jurídico del resultado político. La idea que esto se acabó hay que precisar que se refiere a la disputa jurídica respecto a la obligación de negociar, pero no se refiere al hecho político que Bolivia sigue siendo un vecino y que la relación ahora puede estar peor que hace cinco años atrás”.






FM 89.9 de Argentina (www.fm899.com.ar)
                                                                                 
Lo sostuvo el profesor en Ciencias Políticas, Eduardo Gamarra, quien además advirtió que la situación de la salida al Pacífico fue “extremadamente politizado” por el gobierno de Evo Morales. A partir de hoy y hasta este viernes 5 de octubre en el Centro de Convenciones de Salta se desarrolla la Cumbre Mundial de Políticas Públicas, para la cual se han invitado a diferentes referentes, entre ellos, a Eduardo Gamarra, profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florida.
En una entrevista con el 53G, Gamarra se refirió al fallo de la Corte de la Haya ante el pedido de Bolivia por la salida soberana al Pacífico por territorio chileno, sostuvo que el mismo fue en contra del Estado Plurinacional debido a que se “politizó” la temática.
Asimismo indicó que el fallo  significó un golpe político muy fuerte para el presidente de Bolivia, Evo Morales y a su vez arremetió contra el mandatario y aseguró que “nadie politizo tanto el tema del mar como Morales”.
En ese contexto, Gamarra aseguró que lo que “no perdió Bolivia hace 100 años, en la guerra, lo perdió con este fallo”.
Finalmente, respecto a la coyuntura nacional boliviana, el profesor señaló que el gobierno de Morales gozó, al igual que Venezuela, de un boom económico y que a comparación de otros países administro mejor los recursos, sin embargo resaltó que lo hizo en un marco de corrupción extrema.





ANALISTA RAMIRO ESCOBAR: “BOLIVIA DESAPROVECHÓ EL TERRITORIO QUE LE CEDIÓ PERÚ”

Tanto Chile como el país del altiplano deberían retomar relaciones diplomáticas para llegar a un acuerdo, afirma.

El Expreso de Perú (www.expreso.com.pe)

Diversos comentarios ha despertado el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), a favor de Chile ante la demanda interpuesta por Bolivia en busca de lograr una salida marítima, luego de perder 400 km de costa en la Guerra del Pacífico.
Es un conflicto que tiene años en la agenda política y en reiteradas oportunidades se trató de buscar una solución. Para el analista internacional Ramiro Escobar, diferentes países se han solidarizado con Bolivia, entre ellos Argentina, Brasil y Paraguay; sin embargo, no le han tomado la importancia necesaria.
“El problema es que en la Constitución boliviana se habla del derecho irrenunciable de salida al Pacífico y esa idea es más política que jurídica. Además recordemos que ellos sí tienen salida al mar a través del Bolivia Mar, una playa cerca de Ilo”, señaló.
Agregó que hasta hoy no han aprovechado los 5 km que le cedió Perú durante el gobierno de Fujimori. “Creo que Bolivia podría aprovechar todas posibilidades que tiene porque después de este fallo va a ser bien difícil retomar la idea de tener salida o recuperar el territorio que perdieron en la guerra”, sostuvo.
Indicó que de existir una negociación, involucraría al Perú, pues el tratado de 1929 sostiene que cualquier solución de acceso al mar se tiene que contar con la intervención peruana. No obstante destacó que la cancillería hizo bien en no opinar ni involucrase en el asunto y por el momento esa alternativa queda descartada.
Ramiro Escobar dijo que dicho fallo resultó un alivio para el presidente de Chile, Sebastián Piñera, pues de resultar adverso hubiera sido un golpe político fuerte, ya que en su gobierno anterior, La Haya los desfavoreció devolviendo una parte de mar a nuestro país, hecho que provocó una serie de descontentos en los vecinos del sur.
De igual manera, Escobar señaló que es importante que ambos países recuperen el vínculo diplomático, que se ha ido deteriorando, con la finalidad de llegar a un acuerdo.





DIPUTADA CATALINA PÉREZ: EL PROBLEMA DE ANTOFAGASTA NO ESTÁ EN LA HAYA

En entrevista con Radio y Diario de la Universidad de Chile, la diputada de Revolución Democrática y presidenta de la Comisión de Medio Ambiente, aseguró que el Gobierno ha utilizado a la cuidad con una finalidad populista sobre el conflicto marítimo entre Chile y Bolivia, ocultando otros graves problemas que afectan a los habitantes de la región.

Radio U de Chile (www.radio.uchile.cl)
                                                                                   
La diputada del Frente Amplio, Catalina Pérez, manifestó su preocupación  por las reiteradas visitas que ha realizado el Presidente Sebastián Piñera a la ciudad de Antofagasta con motivo del juicio en la Corte de La Haya por el conflicto marítimo entre Chile y Bolivia.
Sin embargo, precisó, el Ejecutivo no atiende de la misma forma los problemas que aquejan a los habitantes de la región, traducidos en una peligrosa contaminación, crisis de salud con altos índices de cáncer, drogadicción, desigualdad, entre otras dificultades.
La también presidenta de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, criticó cómo el Ejecutivo ha utilizado para fines populistas a la ciudad de Antofagasta, apuntando de manera errónea un fallo de la Corte Internacional de Justicia que nada tiene que ver con cesión de territorio.
“Tenemos la visita del Presidente Piñera en dos oportunidades en los últimos cuatro días, pero no lo hemos tenido así de rápido cuando hablamos de contaminación, desempleo, drogadicción, entre otras materias que afectan a los habitantes de la región. El problema más importante de Antofagasta no estaba en La Haya, y eso está clarísimo. Existe una irresponsabilidad tremenda de las autoridades, buscando además desviar la atención de otras graves situaciones que si tenemos en la zona, como los delitos de fraude al fisco en los que está involucrada la alcaldesa y que hoy todo el mundo se olvida porque, claro, vino el Presidente Piñera a hablar de La Haya”, afirmó.
La diputada por la región de Antofagasta, criticó además el despilfarro monetario que significó trasladar en dos oportunidades una comitiva en aviones privados, para sólo y  por no más de dos horas, mostrar ante la prensa la “tergiversada visión conflictiva” que los habitantes del norte del país supuestamente tienen con las personas de naciones vecinas.
En ese sentido señaló que las comunidades chilenas, peruanas y bolivianas han sido mucho más sabias que los propios gobiernos a la hora de plantear relaciones multilaterales, donde el intercambio comercial ha sido fundamental para proyectar un buen trato entre los pueblos.
“Se nos invita a subirnos con el Presidente Piñera, en un jet privado, a un breve acto convocado por el intendente, o sea, preguntamos por vía Contraloría y aún estamos esperando la respuesta. Hay que saber cuánta plata fiscal se gasta para que el Mandatario vaya a la región a sacarse una foto con la alcaldesa y los parlamentarios en tono de celebración. Esto es como bien ilustrativo de donde están las prioridades, yo de verdad prefiero que nos tomemos menos fotos, menos selfies, y nos dediquemos a hacer la pega en la que ganamos más millones de lo que deberíamos. Entonces, ahí las prioridades de quienes son autoridades o representantes públicos, no están puestas donde deberían estar”, argumentó.
Respecto al trabajo legislativo, la diputada del Frente Amplio, Catalina Pérez, admitió que se están aprobando proyectos de ley impulsados por el Ejecutivo, que ayudan a profundizar el modelo, lo que va generando nuevos conflictos medioambientales, descartando con esto un patrón de desarrollo sustentable para el país.
La parlamentaria agregó que muchas pre normativas como, por ejemplo, “pro-inversión”, tratados de libre comercio, y otras ideas del Gobierno que se vinculan con crisis socio-ambientales, ni siquiera pasan por la comisión que preside.
“Hoy existe un proyecto pro-inversión de Sebastián Piñera, que modifica la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente para acelerar los negocios, y eso, el Gobierno decidió no solicitar que se analizara en la Comisión de Medio Ambiente, sino que en la de Economía. Entonces nosotros estamos, ilusamente, viendo cómo modificamos el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, asegurarnos que las comunidades estén protegidas, mientras por el lado, nos pasan el gol, y que el proyecto que modifica, cambia la lógica del sistema, acelerando cualquier tipo de inversión en detrimento de las comunidades, no está en la Comisión de Medio Ambiente”.





LATINOAMÉRICA GANA CON LA JUSTICIA INTERNACIONAL

Publimetro de Chile (www.publimetro.cl)

Chile no tiene una obligación de negociar con Bolivia una salida al océano Pacífico. Ese fue el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. Todos y cada uno de los argumentos jurídicos bolivianos fueron desechados. Tras cinco años de litigio ¿cambió algo? Nada. La CIJ reafirma que las cosas siguen tal como estaban. En los hechos, sin embargo, Santiago sale fortalecido con un valioso capital intangible: la legitimidad. Los esfuerzos internacionales de La Paz por conseguir aliados para salir al Pacífico, a través de Chile, han sufrido un serio revés.
Es la segunda vez que la CIJ considera demandas contra Chile. La anterior fue la interpuesta por Lima por las fronteras marítimas. En esa ocasión la Corte concedió soberanía al Perú de una remota zona de alta mar que en poco alteraba el statu quo. Fue también un largo y áspero pleito que tuvo un alto costo financiero. Cada parte desembolsó más de 20 millones de dólares. Los países debían exponer sus argumentos en inglés o francés, las lenguas oficiales de la corte, a través de onerosos abogados y ante jueces de toga y peluca.
Surgieron entonces voces que aconsejaban abandonar el Pacto de Bogotá que data de 1948. El tratado apunta a que los países miembros superen los conflictos por medios pacíficos. La pertenencia al Pacto confiere jurisdicción a la CIJ. Luego que La Paz siguió el ejemplo peruano e interpuso su demanda, creció la propuesta de que Chile dejase el Pacto apenas fuese posible. El quinquenio de litigio absorbió muchas energías de ambas cancillerías. En lo que toca a Santiago, los costos excedieron los 24 millones de dólares. La Paz optó por mantener sus gastos bajo reserva.
Más allá de las divisas y las molestias, ¿conviene retirarse del Pacto de Bogotá? Las naciones pequeñas, como Chile, que no disponen de gravitación económica que les permita aplicar sanciones o grandes arsenales, son las más interesadas en una estructura de derecho internacional a la cual apelar. Las grandes potencias, por el contrario, son las más proclives a imponer reglas del juego de manera unilateral. Mientras menos tratados y compromisos, mayor libertad de acción. Latinoamérica ha contribuido a generar una jurisprudencia de respeto a la resolución pacífica de los diferendos. Es la región del mundo con menos conflictos interestatales. Siempre será preferible un mal pleito a una buena guerra. Baste con considerar que las dos reclamaciones contra Chile derivan de la Guerra del Pacífico del siglo XIX. Las cicatrices bélicas son de muy lenta cura y nunca son olvidadas del todo. De allí que está en el interés de toda la región fortalecer la arquitectura de paz internacional. Ello pasa por aportar y respetar la institucionalidad construida a lo largo de décadas. En oportunidades, las obligaciones y protocolos pueden parecer gravosos. Pero los árboles no deben hacer perder de vista el bosque o, si se prefiere, obstáculos circunstanciales no deben obscurecer una visión estratégica. El multilateralismo conviene a los más débiles. El sistema de justicia internacional, de las Naciones Unidas, es un recurso ante procederes hegemonistas. No es una garantía a toda prueba, pues si una superpotencia decide ignorarla lo hará. Pero los transgresores pagarán un costo. El Pacto de Bogotá y la CIJ contribuyen a que Latinoamérica sea una zona de paz.





EX PRESIDENTE DE BOLIVIA DESTRUYE POSICIÓN DE EVO MORALES Y LLAMA AL PAÍS A ACATAR EL FALLO DE LA CIJ

“No veo ninguna razón que explique o justifique que ahora digamos lo contrario”, agregó el político, quien competirá con Evo Morales en las próximas elecciones presidenciales de febrero de 2019.

CNN de Chile (www.cnnchile.com)
                                                                                                                             
Tras el fallo favorable a Chile en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en el marco de la frustrada demanda marítima de Bolivia contra nuestro país, el tema se ha transformado en el principal tópico del mundo político altiplánico, el que podría determinar quién asumirá la primera magistratura de ese país, tan solo por la popularidad que este punto provoca cada vez que se acercan elecciones. 
El más reciente coletazo del veredicto que determinó que Chile no tiene que negociar con Bolivia sobre un acceso soberano al mar, fueron las declaraciones de ex presidente de ese país y candidato para el período 2020-2025, Carlos Meza, quien dio un duro golpe a su principal contendor, el presidente Evo Morales, tras reconocer el dictamen y señalar que “se respete el derecho internacional”. 
Debe respetar el fallo porque Bolivia insistió permanentemente, suponiendo que iba a ganar el caso, y le dijo a Chile, antes del fallo, que debía acatarlo cualquiera fuese el resultado”, señaló el ex mandatario (2003-2005) boliviano, reconocido por los medios de su país como anti chileno. 
Cabe recordar que Meza, durante su mandato, fue el protagonista del recordado incidente internacional con Chile durante el gobierno de Ricardo Lagos, quien ofreció públicamente” relaciones aquí y ahora”, emplazando a Meza al diálogo. 
A través de YouTube, quien fuera vocero de la causa boliviana en La Haya, señaló que “es digno para nuestro país aceptar lo que la Corte ha dicho”, en un firme rechazo al desconocimiento del fallo expresado por Evo Morales, quien declaró, minutos después del pronunciamiento de los jueces, que “he decidido personalmente que voy a enviar una carta demostrando las contradicciones, las partes considerativas y su decisión de no acompañar hacer justicia a Bolivia”. 
Sobre los argumentos presentados por Bolivia para defender su posición, Meza señaló que eran “consistentes” y que el problema no estuvo en “un equipo jurídico que no entendiera si teníamos un corpus adecuado o no”, si no que “el momento, la oportunidad en que la CIT decide y da una respuesta a nuestra causa no es la adecuada”. 
“Lo que Bolivia estaba planteado no era un caso tradicional de límites. Este era un fallo de una trascendencia histórica, porque marcaba una posibilidad de transformación del derecho internacional””, explicó Meza, quien piensa que el fallo responde a la intención de la Corte de inclinarse en favor de las garantías que debe entregar para mantener la seguridad jurídica internacional.

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